junio 28, 2007

Sobre cometas

No me gustan los silencios prolongados pero no los puedo evitar. Las personas creen que cuando te dicen algo debes contestarles cosas certeras o, en todo caso, que debes darles algún signo de aprobación. Si te quedas callado ponen cara de que no les importas un carajo y a veces es verdad pero no siempre. A veces, cuando alguien me cuenta sus broncas me parecen tan triviales que sólo puedo pensar en que tengo comezón en una nalga o en que los labios de mi interlocutora son divinamente besables; cuando es hombre en que detesto el Fútbol pero el gol de Neri Castillo fue tan hermoso como el contoneo de una dieciocho añera. En realidad no me sucede todo el tiempo, pero creo que si fuésemos un poco más francos, menos parlanchines y pretenciosos, las cosas correrían sutiles como una cometa a mediados de marzo, claro, empezando por mí. (Una cometa roja romboidal como las que hacía en la primaria, eran adorables)

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