diciembre 31, 2007

2008

Me dispongo a la vigilia

bajo el piante acecho de la aurora

Me dispongo al brete del silencio

en escalas de negrura que se arredra

ante la luz del oriente traída por el viento


Mis plantas se deslizan sobre el polvo

sin ornar la nada con el peso de sus huellas

sin puentes o proyecciones azarosas

sin rescoldos de arrebato o de paciencia

o rebabas de cañón a la orden de la diana


No hay razón y si hay razón no pesa el cielo

que de estragos no escampan los espacios

ordinarios y galácticos del tiempo

ni se mecen en su hechura las enanas

sino armando el cadalso

que abrirá con su explosión

el blindaje de mis puertas


No es la pértiga del infante al ave de cualquier guerra

ni la adarga que se tuerce errabunda en su envestida

Hay abrojos de hormiga ascendiendo al pie de la montaña

y planeos de escaramujo en la densidad de la marea


Vuelvo al paso con finales cuesta arriba

turbándome el eco del color

los resabios del destierro

Buscando a horcajadas sobre el alba

las virutas del camino en que se afana

Dejando atrás la calma

y de frente

el chirrido del semblante que se lanza


¿A dónde? es un mutismo de esfinge

proyectando su sombra a la distancia

¿De qué modo? es el arqueo del deslumbre

del coro del mar que se repliega

¿Del por qué? es la potencia que me hunde

paso a paso la planta y la planta


¿Del por qué? es el final de la jornada

satisfecho o al traspié de una estocada

entonces es la boga

al destino o a la nada

y allá

el próximo camino nos aguarda.

diciembre 28, 2007

Medianeras



Búsquese las secuelas.

diciembre 20, 2007

Yo soy Homero

Alguna vez quise mirar más allá de mis propios pasos, lejos, tanto como la negrura que se pierde sobre la capacidad de mis ojos. También, alguna vez quise mirar muy adentro, tanto más adentro, adentro, donde se configura todo aquello que me hace ser yo, y es, y entonces YoSoy.


Ya saben, aquellas eternas preguntas: de dónde vengo, quién soy, hacia donde voy. Se me ocurre una cuarta muy ligada a la segunda y de hecho a veces ambas se confunden: por qué estoy aquí. En ese punto estoy ahora. Pienso en el destino o en un dios, o en una gran formula matemática que tiene que ver con las premisas de la tesis, síntesis y antítesis que se vuelve una nueva tesis y así hasta el infinito, venidas de un infinito diametral. De igual modo estas se multiplican inconmensurables y escapan a todo razonamiento o artilugio creado por la humanidad. Ya saben, se dice que los caminos de Dios son extraños, pero, ¿de qué dios hablan? Según sé hay muchos. ¿O no?


Pero me he desviado del punto en un marasmo de palabras que no me llevan sino al principio.


Yo crecí en una casa con un jardín lleno de azucenas y, entre ellas, jugaba a que era Héctor y que escapaba al designio de los dioses al derrotar a Aquiles. Ahora sé una cosa, sólo una: he de morir, lo he dicho miles de veces y lo seguiré diciendo. Entonces Aquiles gana. Héctor pierde.


Aquí la cosa estriba en una respuesta, que por su sencillez y petulancia, parece descabellada: yo escribí, yo escribo, yo escribiré la Iliada.


Yo soy Homero, yo soy Homero, yo soy Homero.


Tengo los hilos del destino en mis manos, como el viejo escritor que no pudo hacer otra cosa que entregarse al arduo e inútil trabajo de hacer las historias, porque no fue capaz de enfrentarse a la vida con aquel inconsciente estoicismo con el que lo hacen los simples y hermosos mortales. Estoy pecando de presunción.


Se lo dije por primera vez a una muy querida amiga, con unas cervezas en un billar cerca de la escuela. Ese día hablábamos de poesía y amores imposibles y sueños comunes e incertidumbres pesarosas, pero por lo mismo, esperanzadoras.


Los planetas, el sol, las estrellas, las constelaciones, todos los espacios, todos los tiempos, todo el universo, todo el infinito, y, en fin, todos los dioses… conspiraron para que yo estuviera AQUÍ y AHORA. Todo, absolutamente todo. Si eso no vale un pequeño y pretencioso atisbo de ingenua presunción, entonces yo no sé qué cosa lo valga. Soy dios, por la gracia de Dios, dice un viejo teólogo.


Yo sólo sueño historias que quiero pegarme a la carne y al alma para darles vida, quiero ser Héctor y Aquiles, quiero ser la montaña del asceta, quiero ser el Átrida y el nudo gordiano, quiero pararme junto a Leonidas y esperar la muerte con la espada en la mano, quiero ser Atreyu cayendo de la torre de marfil, quiero estar al lado de Alejandro y de Napoleón y de los niños de San Petersburgo sobre la nieve, con un estúpido cartucho en la recámara y con las órdenes de no volver jamás. Quiero ser, ser, ser y ser.


Ser un simple hombre, un niño al que, como a Tomás, le pregunten. ¿Qué quieres ser de grande? Y responder: Quiero ser feliz. Y al momento de morir, irme en paz con la grandiosa tranquilidad de que algo, un pequeño grano de mostaza o de arroz o de maíz o de trigo, le dio significado al tiempo, sólo al tiempo.


Ya lo había dicho alguna vez: el mundo es nuestro y…VAMONOS ANDANDO, QUE LA INFINITUD AGUARDA.




Finale Presto, All...

diciembre 14, 2007

Blogadicto yo?

Pues...

64%How Addicted to Blogging Are You?

Looking for payday loans?



no está mal, digo, no es que importe, cualquier día me vuelvo 100% adicto o me desintoxico. (gulp)

diciembre 12, 2007

Yo nunca fui un chico hábil o hermoso

Nunca fui un chico hábil o hermoso. Todos nacimos capacitados para la grandeza, pero apenas unos cuantos son habilitados por el destino para llegar a ella. Un día alguien me preguntó que qué quería ser de grande: diputado. Diputado fue la respuesta. Ahora no lo sé. Tengo veintiocho años, unas ganas locas por una motocicleta; quiero viajar hasta tierra de fuego en bici y volver y parar frente al portón de mi casa; quiero besar todas las féminas bocas y descubrir su sabor; quiero ser ciudadano del amor como el aprendiz de brujo; quiero que mis cenizas sean regadas en el espacio. Pero creo que esas cosas no le importan a nadie, sólo a mí.

El lunes hubo una ceremonia y muchos escritores hablaron, se dijeron cosas hermosas, felicitaron a los pocos graduados, se levantaron los vasos de plástico con vino tinto y se dieron abrazos y se enunciaron palabras de futuros reencuentros y grandes empresas. Falta el general, decía el director. Pero el general llegó tarde porque había tráfico, porque no quería recibir ningún diploma y porque tenía mucha flojera. El general lloró mucho en el baño sin que nadie se diera cuenta. Bueno, ahora lo sabrán. Yo lo sé porque lo vi.

Nunca fui un chico hábil o hermoso. Dejé de mojar la cama a los ocho años; siempre le tuve miedo a los perros después de varias mordeduras sin previo aviso; a las mujeres todavía les tengo miedo; también le temo mucho a mi padre; en la escuela creían que era un estúpido porque me ponía a leer libros que ocultaba entre otros libros, los de la escuela, mientras el maestro decía sus letanías, y cuando me preguntaba algo no sabía qué responder. Siempre pensé que llegaría lejos, y aún hay tiempo, pero yo sólo quiero ir a tierra de fuego, tal vez pisar Trieste y tener una hermosa e inteligente mujer que me ame de verdad. Supongo que eso es mucho pedir, pero ya se verá.

El caso es que me gradué y no quería hacerlo. El caso es que las cosas se terminan y yo no quería que se terminaran, el caso es que mi cuerpo envejece y sólo consigo ver, con horror, que no puedo hacer nada al respecto. El segundero del reloj anda su paso diestro e inexorable. A veces esta vieja canción del aprendiz me ayuda a seguir andando, de hecho quiero que me la canten el día que muera.

Yo nunca fui un chico hábil o hermoso y, sin embargo, algo dentro de mí me dice que aún puedo serlo ¿pero cómo?

Silvio Rodriguez -...

diciembre 09, 2007

Te vas

sin haber llegado.

diciembre 01, 2007

Amanecí como con tirria a los poemas pero me aguanto. Quiero tirarme en la bici desde las laderas del Tehutli. No suena mal. Ya se verá.

 
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