noviembre 30, 2007

Alas

Me crecen alas
que penetran destinos,
sedosas plumas de ira
cual rasos de ligereza áulica.


Voy volando violencias
sonoras sobre la tierra,
hendiendo ráfagas de luz
polvorienta y calcinada.
Surcos fecundos
de imágenes disonantes,
investido de colleras fantásticas,
artilugios de la nada que se agrieta.


Estas soledades aéreas
relamen los contornos de mi imagen,
deshebrando las virutas
del fuego que me forja.
Este silencio de inmensidad
va escarchando el halo
-bautismal- que me corona,
con su mutismo de oscuridad.


Mas la velocidad que vitupera
los fundamentos de la existencia;
toma fuerza de los recónditos pasajes
de su antigua estación amniótica.
Residen, entonces, en las aristas
de la conciencia que las porta,
así, tan inmaculadamente yertas,
como el sueño que las engendró.


Me crecen alas
con qué andar estelares designios;
no hay confines ni preceptos adversos;
apenas el bisbiseo de aquello que me creó.
Anda, que la infinitud aguarda.

Sobre los suspiros

Odio suspirar, pero anoche escuché decir a una voz en mis sueños que una mujer se vuelve más hermosa cuando alguien suspira. ¿Será?

Tulipán

Vibrante cuerpo

suave como tulipán;

mis manos callan.

noviembre 28, 2007

Todo el mundo

Todo el mundo espera, todo el mundo canta, todo el mundo añora, todo el mundo llora, todo el mundo odia, todo el mundo ama.


Y yo aquí esperando.


01 - Belo Velloso ...


noviembre 27, 2007

Sobre el optimismo

Estoy molesto con la gente que me dice que soy un pesimista porque digo que vamos a morir y el mundo se va a acabar ¿No es verdad? ¿No es cierto que algún día moriremos y que todo se irá a la mierda? También ustedes van a morir cabrones optimistas. Siguen envenenando los mares y las especies siguen extinguiéndose y las estúpidas guerras siguen su rito placentero de muerte. Sí, sí, sí. Bueno, qué mal ¿no? Já, también se van a morir, pobres ilusos (gulp). Y que nadie se olvide del gran botón rojo, en cualquier momento cualquier idiota con síndrome de poder, y al que no lo quería su mami, lo oprimirá y todos moriremos en cinco minutos (y más gulp). ODIO que me digan que hay que salvar al mundo desde un reven en una zona nice de la ciudad y tras un güisqui que cuesta la quincena de cualquier pendejo proletario. Que lo digan, cualquiera tiene derecho a decir lo que piensa, incluso yo, pero también cualquiera puede levantarse e irse para no tener que escucharlo. Me da flojera.

No sé, me importa un carajo. Quiero llorar por todas las muertes del mundo como el tonto de Donne (hasta la de Hitler), besar a todas las mujeres hermosas de este mundo, quiero comer absolutamente todo, andar por todas partes, odiar por todo cuanto sea capaz de odiar, sentarme a tener lástima de mí mismo y de lo imbéciles que somos. Andar sobre la bici pensando en lo hermoso que es ver caer al sol, pensando en alguna buena charla con Abia o Daniel, reírme hasta que el estómago me duela, rascarme la panza viendo una película cursi como espaiderman tres y llorar, llorar y llorar. El mundo es hermoso como la destrucción de los volcanes o el invento cíclico de los huracanes. Somos polvo de estrellas, dicen ¿no? También las estrellas están muriendo y son endiabladamente bellas y trilladas.

Bien venga, al final los ciclos nos alcanzan. En algún momento comenzamos el viaje, es obvio, y entonces en qué estriba el horror a terminarlo ¿por qué?
No hay escapatoria o, ¿si?
Venga, voy a hacer lo que se me de la gana al modo del portador de auryn. De algún modo debo llegar al final satisfecho y sólo eso me importa.

noviembre 16, 2007

Veloz hacia la nada

Ayer fue oficialmente el último día que fui a la escuela. Terminé, estoy fuera. No sucedió nada trascendental pero siento que hasta Topogigo es capaz de ponerme mal.

Después a unos tragos al taller y conocí a Orlando y con unos amigos nos fuimos a su departamento. Plantas creciendo en agua metidas en guantes anticáusticos, pinturas, butacas con colas de leopardo o pelos largos y formas extrañas. Nos presentó a Ana. Esta chica tiene las pestañas más largas que haya visto, es bellísima, justo porque no usa maquillaje ni se enchina las pestañas ni nada puedo saber que es bellísima, un rostro bastante sereno, las líneas cortas y simétricas, la nariz pequeña y redonda, los labios cerrados en una eterna sonrisa, la voz gruesa y dulce a un tiempo. No podía dejar de verla. Luego bailé con Orlando, charlamos nutrido de literatura y, como siempre, dije muchas estupideces.

Tengo una sensación de vacío pero no dejo que se apodere de mí. Voy a salir en la Bici. El mundo es ancho y ajeno, rezan por ahí. Pedalear. No quiero detenerme a pensar en los por qués ni los cómos. Más rápido. No quiero saber a que huele la nostalgia ni como se instala tras la frente y bajo el pecho, no quiero detenerme a extrañar a nadie, no quiero. Voy a pedalear y punto. Quiero ir veloz hacia la nada.

noviembre 13, 2007

Quejumbres

A nadie le gustó mi poemita sobre el queso, já, ni siquiera a Doña Cherry, pa quien iba dedicado, (es que a ella ni el queso le gusta) bueno, la verdad sí, sí está chafa. Pero es que últimamente ya no hallo sobre qué escribir, soy un fraude como bloguero, sí. Es que luego se me ocurren choros cagados y con harto sentido social bien contreras, pero esos ya me los ganó plaqueta. Pensaba en las pedas y así empecé, pero luego descubrí al huevo y ese tío sí es un ebrio y no las chingaderas que soy yo. Entonces pensé en hablar sobre los lados únicos que hay en las cosas pero ahí estaba el Yomero, luego me fui a meter al blog de Tina Marie y pos yo ni estoy buenote ni soy exprostituto, en buen pedo, pues, la neta ese blog es de lo mejor que he leído.
En fin que si sigo así tendré que tirar la toalla o, en todo caso, dedicarme a escribir notas de fucho o chismes de tv, a ver si así me pelan, con eso de que nadie en la blogósfera comenta si no comentas tú primero. Bueno, pero ya voy a empezar de quejumbres.

noviembre 08, 2007

No te gusta el queso

Ah qué cosa:
no te gusta el queso.
Qué caso.
Y yo lo como gustoso,
que de queso en cazo,
yomi yomi,
yo gusto el queso;
y si no te gusta
pues no hago caso.

noviembre 04, 2007

Cometa a mediados de marzo

Después del cumbanchero fue un fin extraño, nadie me pidió calavera y todo fue pacifico, el frío dejó de hacer los estragos de la semana pasada. Fui a una reunión donde un tipo no dejaba de elogiar a la cerveza mexicana como la mejor del mundo, se me hizo raro porque el tipo era alemán y pues yo pensaba que los alemanes eran muy aprensivos con sus cosas, especialmente las cervezas, pues así y tal. Una reunión de esas donde todo corre con la facilidad de un papalote a mediados de marzo: sabes que todo marcha, pero, que en cualquier momento el papalote perderá su fuerza y caerá a tierra, eso no importa, eres feliz. Rostros conocidos, abrazos de esos familiares y bien recibidos, viejas anécdotas (es cuando sé que tener veintiocho años ya no es uno más uno) de viejos amigos, en verdad me sentía tan cómodo que no quería que el asunto terminara. Eso el viernes. Ayer salí a dar una vuelta en la bici y parece que todo mundo estaba en casa. Los volcanes resplandecían, la grisácea coloración del cielo de los días pasados era un azul pálido y como apenado, pero hermoso, como una gran pompa de jabón dispuesta a estallar al más mínimo respiro. Luego al teatro, “La modestia”, era la tercera vez que iba a verla., sin embargo, fue grato ver como los actores habían mejorado, que los detalles, esos sutiles, que a veces no se toman en cuenta, le daban un aire más natural, como mejor construida; también fue grato ver un lleno casi total y risas y sorpresas en el espectador, la verdad es que el espectador me caga, yo como espectador soy una mierda; ya saben, los típicos (voz engolada) “eh, me pareció que la obra mejoró, como que ya actúan los muchachos, qué bien, qué bien, entretenida, estuvo más o menos”. (Qué profundo, que manejo y sabiduría del tema, carajo). Y pues es que todos somos reeCspertos cuando de juzgar al arte se trata. En fin que fui a cenar y estoy en casa. Lo genial del fin fue que todo salió a pedir de boca, de esos días en los que el universo concierta a todo y a todos para que las cosas sean bellas y dulces y todo apunte a una felicidad de cometa a mediados de marzo.

Cumbanchero

El jueves me tomé un par de cervezas con una amiga por la escuela, después de clases, hablábamos de la imposibilidad del amor en los libros de ficción, de papi Paz y el fraude poético de ciertos elementos conocidos. Después, y no sé cómo, dos llamadas unas risas y holas después, terminé bailando el cumbanchero en un reven al sur de la ciudad, bien avanzada la madrugada, entre nubes de humo de copal, un grupo de son jarocho y las ganas locas por un güisquito.

Quería adoptar una posición Zen y subirme a una torre en el desierto como San Simón (Aute (me dio coraje no ir a su concierto (todo por bailar el cumbanchero (ni modo) cumba, cumba, cumba cumbancheeeeero) pero me enteré que fue ese mero día) sic, snif) trabajar en los pendientes escolares, ser responsable, buen tío, vamos a casa. Pero el cumbanchero es poderoso.

 
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