diciembre 31, 2007

2008

Me dispongo a la vigilia

bajo el piante acecho de la aurora

Me dispongo al brete del silencio

en escalas de negrura que se arredra

ante la luz del oriente traída por el viento


Mis plantas se deslizan sobre el polvo

sin ornar la nada con el peso de sus huellas

sin puentes o proyecciones azarosas

sin rescoldos de arrebato o de paciencia

o rebabas de cañón a la orden de la diana


No hay razón y si hay razón no pesa el cielo

que de estragos no escampan los espacios

ordinarios y galácticos del tiempo

ni se mecen en su hechura las enanas

sino armando el cadalso

que abrirá con su explosión

el blindaje de mis puertas


No es la pértiga del infante al ave de cualquier guerra

ni la adarga que se tuerce errabunda en su envestida

Hay abrojos de hormiga ascendiendo al pie de la montaña

y planeos de escaramujo en la densidad de la marea


Vuelvo al paso con finales cuesta arriba

turbándome el eco del color

los resabios del destierro

Buscando a horcajadas sobre el alba

las virutas del camino en que se afana

Dejando atrás la calma

y de frente

el chirrido del semblante que se lanza


¿A dónde? es un mutismo de esfinge

proyectando su sombra a la distancia

¿De qué modo? es el arqueo del deslumbre

del coro del mar que se repliega

¿Del por qué? es la potencia que me hunde

paso a paso la planta y la planta


¿Del por qué? es el final de la jornada

satisfecho o al traspié de una estocada

entonces es la boga

al destino o a la nada

y allá

el próximo camino nos aguarda.

diciembre 28, 2007

Medianeras



Búsquese las secuelas.

diciembre 20, 2007

Yo soy Homero

Alguna vez quise mirar más allá de mis propios pasos, lejos, tanto como la negrura que se pierde sobre la capacidad de mis ojos. También, alguna vez quise mirar muy adentro, tanto más adentro, adentro, donde se configura todo aquello que me hace ser yo, y es, y entonces YoSoy.


Ya saben, aquellas eternas preguntas: de dónde vengo, quién soy, hacia donde voy. Se me ocurre una cuarta muy ligada a la segunda y de hecho a veces ambas se confunden: por qué estoy aquí. En ese punto estoy ahora. Pienso en el destino o en un dios, o en una gran formula matemática que tiene que ver con las premisas de la tesis, síntesis y antítesis que se vuelve una nueva tesis y así hasta el infinito, venidas de un infinito diametral. De igual modo estas se multiplican inconmensurables y escapan a todo razonamiento o artilugio creado por la humanidad. Ya saben, se dice que los caminos de Dios son extraños, pero, ¿de qué dios hablan? Según sé hay muchos. ¿O no?


Pero me he desviado del punto en un marasmo de palabras que no me llevan sino al principio.


Yo crecí en una casa con un jardín lleno de azucenas y, entre ellas, jugaba a que era Héctor y que escapaba al designio de los dioses al derrotar a Aquiles. Ahora sé una cosa, sólo una: he de morir, lo he dicho miles de veces y lo seguiré diciendo. Entonces Aquiles gana. Héctor pierde.


Aquí la cosa estriba en una respuesta, que por su sencillez y petulancia, parece descabellada: yo escribí, yo escribo, yo escribiré la Iliada.


Yo soy Homero, yo soy Homero, yo soy Homero.


Tengo los hilos del destino en mis manos, como el viejo escritor que no pudo hacer otra cosa que entregarse al arduo e inútil trabajo de hacer las historias, porque no fue capaz de enfrentarse a la vida con aquel inconsciente estoicismo con el que lo hacen los simples y hermosos mortales. Estoy pecando de presunción.


Se lo dije por primera vez a una muy querida amiga, con unas cervezas en un billar cerca de la escuela. Ese día hablábamos de poesía y amores imposibles y sueños comunes e incertidumbres pesarosas, pero por lo mismo, esperanzadoras.


Los planetas, el sol, las estrellas, las constelaciones, todos los espacios, todos los tiempos, todo el universo, todo el infinito, y, en fin, todos los dioses… conspiraron para que yo estuviera AQUÍ y AHORA. Todo, absolutamente todo. Si eso no vale un pequeño y pretencioso atisbo de ingenua presunción, entonces yo no sé qué cosa lo valga. Soy dios, por la gracia de Dios, dice un viejo teólogo.


Yo sólo sueño historias que quiero pegarme a la carne y al alma para darles vida, quiero ser Héctor y Aquiles, quiero ser la montaña del asceta, quiero ser el Átrida y el nudo gordiano, quiero pararme junto a Leonidas y esperar la muerte con la espada en la mano, quiero ser Atreyu cayendo de la torre de marfil, quiero estar al lado de Alejandro y de Napoleón y de los niños de San Petersburgo sobre la nieve, con un estúpido cartucho en la recámara y con las órdenes de no volver jamás. Quiero ser, ser, ser y ser.


Ser un simple hombre, un niño al que, como a Tomás, le pregunten. ¿Qué quieres ser de grande? Y responder: Quiero ser feliz. Y al momento de morir, irme en paz con la grandiosa tranquilidad de que algo, un pequeño grano de mostaza o de arroz o de maíz o de trigo, le dio significado al tiempo, sólo al tiempo.


Ya lo había dicho alguna vez: el mundo es nuestro y…VAMONOS ANDANDO, QUE LA INFINITUD AGUARDA.




Finale Presto, All...

diciembre 14, 2007

Blogadicto yo?

Pues...

64%How Addicted to Blogging Are You?

Looking for payday loans?



no está mal, digo, no es que importe, cualquier día me vuelvo 100% adicto o me desintoxico. (gulp)

diciembre 12, 2007

Yo nunca fui un chico hábil o hermoso

Nunca fui un chico hábil o hermoso. Todos nacimos capacitados para la grandeza, pero apenas unos cuantos son habilitados por el destino para llegar a ella. Un día alguien me preguntó que qué quería ser de grande: diputado. Diputado fue la respuesta. Ahora no lo sé. Tengo veintiocho años, unas ganas locas por una motocicleta; quiero viajar hasta tierra de fuego en bici y volver y parar frente al portón de mi casa; quiero besar todas las féminas bocas y descubrir su sabor; quiero ser ciudadano del amor como el aprendiz de brujo; quiero que mis cenizas sean regadas en el espacio. Pero creo que esas cosas no le importan a nadie, sólo a mí.

El lunes hubo una ceremonia y muchos escritores hablaron, se dijeron cosas hermosas, felicitaron a los pocos graduados, se levantaron los vasos de plástico con vino tinto y se dieron abrazos y se enunciaron palabras de futuros reencuentros y grandes empresas. Falta el general, decía el director. Pero el general llegó tarde porque había tráfico, porque no quería recibir ningún diploma y porque tenía mucha flojera. El general lloró mucho en el baño sin que nadie se diera cuenta. Bueno, ahora lo sabrán. Yo lo sé porque lo vi.

Nunca fui un chico hábil o hermoso. Dejé de mojar la cama a los ocho años; siempre le tuve miedo a los perros después de varias mordeduras sin previo aviso; a las mujeres todavía les tengo miedo; también le temo mucho a mi padre; en la escuela creían que era un estúpido porque me ponía a leer libros que ocultaba entre otros libros, los de la escuela, mientras el maestro decía sus letanías, y cuando me preguntaba algo no sabía qué responder. Siempre pensé que llegaría lejos, y aún hay tiempo, pero yo sólo quiero ir a tierra de fuego, tal vez pisar Trieste y tener una hermosa e inteligente mujer que me ame de verdad. Supongo que eso es mucho pedir, pero ya se verá.

El caso es que me gradué y no quería hacerlo. El caso es que las cosas se terminan y yo no quería que se terminaran, el caso es que mi cuerpo envejece y sólo consigo ver, con horror, que no puedo hacer nada al respecto. El segundero del reloj anda su paso diestro e inexorable. A veces esta vieja canción del aprendiz me ayuda a seguir andando, de hecho quiero que me la canten el día que muera.

Yo nunca fui un chico hábil o hermoso y, sin embargo, algo dentro de mí me dice que aún puedo serlo ¿pero cómo?

Silvio Rodriguez -...

diciembre 09, 2007

Te vas

sin haber llegado.

diciembre 01, 2007

Amanecí como con tirria a los poemas pero me aguanto. Quiero tirarme en la bici desde las laderas del Tehutli. No suena mal. Ya se verá.

noviembre 30, 2007

Alas

Me crecen alas
que penetran destinos,
sedosas plumas de ira
cual rasos de ligereza áulica.


Voy volando violencias
sonoras sobre la tierra,
hendiendo ráfagas de luz
polvorienta y calcinada.
Surcos fecundos
de imágenes disonantes,
investido de colleras fantásticas,
artilugios de la nada que se agrieta.


Estas soledades aéreas
relamen los contornos de mi imagen,
deshebrando las virutas
del fuego que me forja.
Este silencio de inmensidad
va escarchando el halo
-bautismal- que me corona,
con su mutismo de oscuridad.


Mas la velocidad que vitupera
los fundamentos de la existencia;
toma fuerza de los recónditos pasajes
de su antigua estación amniótica.
Residen, entonces, en las aristas
de la conciencia que las porta,
así, tan inmaculadamente yertas,
como el sueño que las engendró.


Me crecen alas
con qué andar estelares designios;
no hay confines ni preceptos adversos;
apenas el bisbiseo de aquello que me creó.
Anda, que la infinitud aguarda.

Sobre los suspiros

Odio suspirar, pero anoche escuché decir a una voz en mis sueños que una mujer se vuelve más hermosa cuando alguien suspira. ¿Será?

Tulipán

Vibrante cuerpo

suave como tulipán;

mis manos callan.

noviembre 28, 2007

Todo el mundo

Todo el mundo espera, todo el mundo canta, todo el mundo añora, todo el mundo llora, todo el mundo odia, todo el mundo ama.


Y yo aquí esperando.


01 - Belo Velloso ...


noviembre 27, 2007

Sobre el optimismo

Estoy molesto con la gente que me dice que soy un pesimista porque digo que vamos a morir y el mundo se va a acabar ¿No es verdad? ¿No es cierto que algún día moriremos y que todo se irá a la mierda? También ustedes van a morir cabrones optimistas. Siguen envenenando los mares y las especies siguen extinguiéndose y las estúpidas guerras siguen su rito placentero de muerte. Sí, sí, sí. Bueno, qué mal ¿no? Já, también se van a morir, pobres ilusos (gulp). Y que nadie se olvide del gran botón rojo, en cualquier momento cualquier idiota con síndrome de poder, y al que no lo quería su mami, lo oprimirá y todos moriremos en cinco minutos (y más gulp). ODIO que me digan que hay que salvar al mundo desde un reven en una zona nice de la ciudad y tras un güisqui que cuesta la quincena de cualquier pendejo proletario. Que lo digan, cualquiera tiene derecho a decir lo que piensa, incluso yo, pero también cualquiera puede levantarse e irse para no tener que escucharlo. Me da flojera.

No sé, me importa un carajo. Quiero llorar por todas las muertes del mundo como el tonto de Donne (hasta la de Hitler), besar a todas las mujeres hermosas de este mundo, quiero comer absolutamente todo, andar por todas partes, odiar por todo cuanto sea capaz de odiar, sentarme a tener lástima de mí mismo y de lo imbéciles que somos. Andar sobre la bici pensando en lo hermoso que es ver caer al sol, pensando en alguna buena charla con Abia o Daniel, reírme hasta que el estómago me duela, rascarme la panza viendo una película cursi como espaiderman tres y llorar, llorar y llorar. El mundo es hermoso como la destrucción de los volcanes o el invento cíclico de los huracanes. Somos polvo de estrellas, dicen ¿no? También las estrellas están muriendo y son endiabladamente bellas y trilladas.

Bien venga, al final los ciclos nos alcanzan. En algún momento comenzamos el viaje, es obvio, y entonces en qué estriba el horror a terminarlo ¿por qué?
No hay escapatoria o, ¿si?
Venga, voy a hacer lo que se me de la gana al modo del portador de auryn. De algún modo debo llegar al final satisfecho y sólo eso me importa.

noviembre 16, 2007

Veloz hacia la nada

Ayer fue oficialmente el último día que fui a la escuela. Terminé, estoy fuera. No sucedió nada trascendental pero siento que hasta Topogigo es capaz de ponerme mal.

Después a unos tragos al taller y conocí a Orlando y con unos amigos nos fuimos a su departamento. Plantas creciendo en agua metidas en guantes anticáusticos, pinturas, butacas con colas de leopardo o pelos largos y formas extrañas. Nos presentó a Ana. Esta chica tiene las pestañas más largas que haya visto, es bellísima, justo porque no usa maquillaje ni se enchina las pestañas ni nada puedo saber que es bellísima, un rostro bastante sereno, las líneas cortas y simétricas, la nariz pequeña y redonda, los labios cerrados en una eterna sonrisa, la voz gruesa y dulce a un tiempo. No podía dejar de verla. Luego bailé con Orlando, charlamos nutrido de literatura y, como siempre, dije muchas estupideces.

Tengo una sensación de vacío pero no dejo que se apodere de mí. Voy a salir en la Bici. El mundo es ancho y ajeno, rezan por ahí. Pedalear. No quiero detenerme a pensar en los por qués ni los cómos. Más rápido. No quiero saber a que huele la nostalgia ni como se instala tras la frente y bajo el pecho, no quiero detenerme a extrañar a nadie, no quiero. Voy a pedalear y punto. Quiero ir veloz hacia la nada.

noviembre 13, 2007

Quejumbres

A nadie le gustó mi poemita sobre el queso, já, ni siquiera a Doña Cherry, pa quien iba dedicado, (es que a ella ni el queso le gusta) bueno, la verdad sí, sí está chafa. Pero es que últimamente ya no hallo sobre qué escribir, soy un fraude como bloguero, sí. Es que luego se me ocurren choros cagados y con harto sentido social bien contreras, pero esos ya me los ganó plaqueta. Pensaba en las pedas y así empecé, pero luego descubrí al huevo y ese tío sí es un ebrio y no las chingaderas que soy yo. Entonces pensé en hablar sobre los lados únicos que hay en las cosas pero ahí estaba el Yomero, luego me fui a meter al blog de Tina Marie y pos yo ni estoy buenote ni soy exprostituto, en buen pedo, pues, la neta ese blog es de lo mejor que he leído.
En fin que si sigo así tendré que tirar la toalla o, en todo caso, dedicarme a escribir notas de fucho o chismes de tv, a ver si así me pelan, con eso de que nadie en la blogósfera comenta si no comentas tú primero. Bueno, pero ya voy a empezar de quejumbres.

noviembre 08, 2007

No te gusta el queso

Ah qué cosa:
no te gusta el queso.
Qué caso.
Y yo lo como gustoso,
que de queso en cazo,
yomi yomi,
yo gusto el queso;
y si no te gusta
pues no hago caso.

noviembre 04, 2007

Cometa a mediados de marzo

Después del cumbanchero fue un fin extraño, nadie me pidió calavera y todo fue pacifico, el frío dejó de hacer los estragos de la semana pasada. Fui a una reunión donde un tipo no dejaba de elogiar a la cerveza mexicana como la mejor del mundo, se me hizo raro porque el tipo era alemán y pues yo pensaba que los alemanes eran muy aprensivos con sus cosas, especialmente las cervezas, pues así y tal. Una reunión de esas donde todo corre con la facilidad de un papalote a mediados de marzo: sabes que todo marcha, pero, que en cualquier momento el papalote perderá su fuerza y caerá a tierra, eso no importa, eres feliz. Rostros conocidos, abrazos de esos familiares y bien recibidos, viejas anécdotas (es cuando sé que tener veintiocho años ya no es uno más uno) de viejos amigos, en verdad me sentía tan cómodo que no quería que el asunto terminara. Eso el viernes. Ayer salí a dar una vuelta en la bici y parece que todo mundo estaba en casa. Los volcanes resplandecían, la grisácea coloración del cielo de los días pasados era un azul pálido y como apenado, pero hermoso, como una gran pompa de jabón dispuesta a estallar al más mínimo respiro. Luego al teatro, “La modestia”, era la tercera vez que iba a verla., sin embargo, fue grato ver como los actores habían mejorado, que los detalles, esos sutiles, que a veces no se toman en cuenta, le daban un aire más natural, como mejor construida; también fue grato ver un lleno casi total y risas y sorpresas en el espectador, la verdad es que el espectador me caga, yo como espectador soy una mierda; ya saben, los típicos (voz engolada) “eh, me pareció que la obra mejoró, como que ya actúan los muchachos, qué bien, qué bien, entretenida, estuvo más o menos”. (Qué profundo, que manejo y sabiduría del tema, carajo). Y pues es que todos somos reeCspertos cuando de juzgar al arte se trata. En fin que fui a cenar y estoy en casa. Lo genial del fin fue que todo salió a pedir de boca, de esos días en los que el universo concierta a todo y a todos para que las cosas sean bellas y dulces y todo apunte a una felicidad de cometa a mediados de marzo.

Cumbanchero

El jueves me tomé un par de cervezas con una amiga por la escuela, después de clases, hablábamos de la imposibilidad del amor en los libros de ficción, de papi Paz y el fraude poético de ciertos elementos conocidos. Después, y no sé cómo, dos llamadas unas risas y holas después, terminé bailando el cumbanchero en un reven al sur de la ciudad, bien avanzada la madrugada, entre nubes de humo de copal, un grupo de son jarocho y las ganas locas por un güisquito.

Quería adoptar una posición Zen y subirme a una torre en el desierto como San Simón (Aute (me dio coraje no ir a su concierto (todo por bailar el cumbanchero (ni modo) cumba, cumba, cumba cumbancheeeeero) pero me enteré que fue ese mero día) sic, snif) trabajar en los pendientes escolares, ser responsable, buen tío, vamos a casa. Pero el cumbanchero es poderoso.

octubre 31, 2007

milnovecientosochentaicinco

Milnovecientosochentaicinco fue un buen año. Se cayeron muchos edificios, esperábamos un mundial, en Centroamérica se hacían mierda, hasta decían que había uno, el comandante cero, que se escondía en la panza de los caimanes, ya el luto por Cabañas era algo en el olvido, los mediorientales morían por cientos, los ambientalistas eran tomados por locos sonofs hipiecooleros (al final le atinaron al calentamiento global, y es que es como estrellarse con una piedrota, ni modo que no la veas). A la gente se le daba por tener sexo con miedo por aquello del sida, los panchitos asaltaban las matinés en los tan anticuados y asquerosos cines de antaño, (a quién se le habrá ocurrido la idea de un cinemex o un cinepolis ¿a dios?(gracias dios)) los Smiths ya daban lata. Bono era combativo e izquierdoso, Yo jugaba de portero en la selección de mi cuadra. Silvio gritaba a los cuatro vientos que al muy pendejo se le había perdido su unicornio, papi Paz se preparaba pa recibir el novel 86, el velcro (Del acrón. fr. velours, terciopelo, y crochet, gancho; OJO:marca registrada.) los cartuchos de música y los permanentes femeninos estaban en su apogeo (a veces me pregunto cómo fui que enloquecí y cualquiera que haya vivido su niñez en los ochentas ahora lo sabe). Los tenis panam hacían estragos en las patas de los adolescentes, mis tías escuchaban a flans y anagrabiel, mi abuelo se quejaba de los dotores, yo quería ser conductor del general (ese era un coche y no mamadas) y me quería casar con lucerito, (pero no se lo digan a nadie). En fin que fue un gran año. Me acordé que cuando iba a la secu veía a las amiguitas de mi carnalita y decía: estas niñas están re tontas. Después crecieron y decía: estas chicas están re bue… bonitas, lástima que nunca les hice caso. Pero… ¿a qué iba todo esto? Ah…. Pos ya se me olvidó. El caso es que fue un buen año. Yo pensaba que Batman era mi tío Beto y yo era Robin. Bueno.

¿Se acuerdan de los juegos de canicas? Yo quería el premio mayor y terminaba con alguna estupidez de vil y chafa plástico. Me acuerdo que estaba enamorado de mi prima Nayeli, luego me enamoré de Sheily y luego de sheila y luego de una Ixel y luego de Naxeli. Y y y y y puras is e is e ys. Pero fue un buen año. El otro día me puse a pensar que dónde estarían las gentes que ahora quiero en esa época, muchas eran niñatos de tres o cuatro años, otros ya jugaban con resortera y me tomaban como niño tonto de seis años y otras, pues otras estaban en los brazos de sus madres. Me acuerdo que mi hermana era una niña de brazos y yo le decía a mi mamá, “Oye, calla a ese perro que no me deja dormir”, ella dijo, “No es un perro, es tu hermana”. Me la enseñó y quedé maravillado, jamás había visto algo tan bonito, chiquito, delicado, blanquito, con olor adorable, quería cargarla y abrazarla y amarla, como Elvira. Esa navidá la pasé en el bosque, escuchando a los coyotes y comiendo buñuelos, con mi abuelo que olía a una mezcla de café y tabaco y duraznos y sudor, me gustaba como olía. Tenía un Voltron (perdón, era Voltus (la versión asiática)) que echaba luces por todos lados, tenía un cupe descapotable con salpicaduras azules, faros de alógeno y sin una rechinada de mosca, como los Grand Marquis que vendían, usados, en el cuatro. Fue una niñez horrorosa, de muerte y amargura, y feliz, de cuentos en la cama, trenes de pilas, disfraces de gato, de “¡Ahí viene la mujer loba!”, los Beatles con mis papás bailando después de la cena. Una vez metí un clavo a un contacto y salí volando. Un buen año ese milnovecientosochentaicino.

Es curioso el destino. Un día estas en el desierto, frente al avión estrellado, con una caja y un borrego, añorando la rosa de tu pequeño planeta, al otro instante estas con un borracho en Venice, escuchando a stravinsqui, con una buena botella de güisqui, escribiendo la vida de un cartero en busca de mujeres. Luego estás aquí, veintidós años después. Con entradas, panza, dolor en la rodilla, pedo y comiendo takechis saladitos. No hay honor o desgracia, no hay princesas a quién salvar de dragones alados, ni viajes a la luna, ni horas de buscar el tesoro de la isla del tesoro, ni medusas a las qué cortarle la cabeza. Sólo tú y el mundo. Milnovecientosochentaicinco, fue un buen año.

¿Y por qué milnovecientosochentaicnco? Oh, pos porque sí.

28 de octubre de 2007 1:50

octubre 28, 2007

¿Quién va a morirse esta mañana?

Ya vienen los muertos. Cielo encapotado, frío de diez mil diablos. Todo apunta a que serán buenos días. Siempre tengo una sensación de desdoblamiento, algo así como un deja vú personal; el presentimiento de dulces catástrofes esperadas. El vértigo en un lugar alto: la mente quiere echarse al vacío, pero el cuerpo se resiste por mero instinto. Eso es el vértigo. Así son los días en que vienen los muertos. Algo no cuadra bajo el pecho pero es gozoso. Algo no deja de imprimirnos su rictus de melancolía pero la conciencia todo lo salva; catártica da consuelo.
Morir.
Se sabe que un día moriremos y por eso nos consolamos consolando a los muertos. Se sabe que alguien morirá esta mañana. ¿Quién va morir esta mañana? Aceptamos el destino.

octubre 25, 2007

El día de días

Hoy cortaron la conexión materna, limpiaron los restos del primer viaje, se aseguraron de que tu tierno corazón latiera con amabilidad, miraron el color de tus ojos, reprodujeron con tinta las plantas de tus pies en el papel, te dieron la primer nalgada para asegurarse de que jamás te dejarías de nada ni de nadie (para eso es el primer llanto) Te acomodaron en una frazada y te dieron un nombre. Qué bello. Desde entonces hoy celebramos que te tenemos entre nosotros y eso se agradece infinitamente.

*Biquie* dijo...

Te quiero harto señorito, haaaarto haaarto, como se le quiere a la navidad, como se le quiere a los gatos dormidos, como a las almohadas pachonas, a los libros in-con-se-gui-bles, a los recuerdos de infancia, a las casas viejas que crujen y se quejan, a tener una comezón fuerte y rascarse fuerte y quedar aletargado, como a los niños que usan lentes, como a señor señorito, que te quiero harto harto, y encuentro puros ejemplos malos, pero de veras de veritas que no miento y te quiero harto porque sí.... nomás porque sí.

(¿Y cómo no adorar a esta lindura de chica?)

Yo también te quiero señorita, harto, harto, harto. Deveras deveritas que sí.

octubre 23, 2007

Uno con el cosmos

Me siento enfermo… pero para lo que tengo… no existe cura.

UUUjuleeee, qué rudo soy, me sentí como un camarada que se azota con cualquier pendejada, igualito que yo. Esto viene a cuento porque llevo varios días con fiebre y un dolor espantoso de cabeza, pero no sé que tengo y me niego a ir al doctor. Es que cuando estoy afiebrado entro en un estado de idiotez que me permite sentirme a gustito. Todo me gusta, a todo le encuentro sentido, los sentidos se agudizan, de hecho es curioso, mágico, cómico y musical: es cuando se me revelan las claves del universo. Por ejemplo ahora sé que el dios cristiano tiene su propio dios y que las medusas son las almas de las ninfas, los ángeles son frígidos y que los unicornios nunca existieron (sorry) y que Richi Valenzuela era celestial (ejem, eso lo supe de otro modo) Y que cuando suspiras una mujer se vuelve más hermosa.

No sé, me hago preguntas y las respuestas se instalan en mi frente, de pronto las respuestas son descabelladas, pero un viaje a la luna era descabellado hace doscientos años y el sin embargo se mueve y el nada puede ser más rápido que los trenes. Ja. Créanme, cuando me alivie volveré a ser el mismo tío pretencioso de todos los días, pero ahora soy uno con el cosmos (huuuuuuuuuu, pssss, oooommmm)

octubre 19, 2007

¿Chico dulce?


Mmm.

octubre 18, 2007

Pior que el gobierno

Me hacen falta unas cervezas y unas vacaciones. Cada vez escribo cosas más insulsas por no decir estúpidas. Luego sé que nadie, excepto mis amigas, lee esta cosa. Bueno, uno se la pasa gritando desde que nace y usualmente nadie te escucha ni tampoco tú te das el lujo de escuchar los parloteos de nadie. Que si el poeta caníbal, que si el alza de la gasolina, que si los muertos en Tombuctú, que si los polos se derriten, que si no hay trabajo, ni ganas, y somos una horda de borregos solitarios en la multitud, despechados, faltos de amor, y que queremos a nuestras mamis, ay. Quiero estarme en paz un ratito, rascarme la panza junto a una alberca, olvidarme de lo mal ser humano que soy porque me valen una rechingada madre todos los males del mundo, por ahí hasta me dijeron caníbal y no soy poeta, neandertal y según sé eran una subespecie bien inteligente y tranquila, luego me dijeron arcaico y pos sí, ya estoy ruco. Ya, ya, ya. Me canso y seguro hasta cansaré al primer despistado que no tenga nada que hacer y se aviente a leer este numerito.

Acabo de tener una revelación. (Qué lástima que sólo me lleguen a las cuatro y cuarto de la mañana). Adoro el danzón. Una chica bien loca estaba cantando esta canción en la parada. No sé cómo fue que le pregunté de quién era, ni por qué me llamó la atención. Pero después de atisbar en esta gran filosofía de: “No sé si te gustan como a mi las milanesas, por que no sé dónde vives ni con qué las aderezas”. Supe que tenía razón: “No puede ser sano lo que nunca se ha podrido”. El tiempo agota sus manías de prestidigitador y todo cansa, hasta el gusto por el dolor. Las cosas tienen que morir y sólo hasta que apestan uno las deja en paz. Llegué a casa y la busqué como loco y ahí está.



Liliana Felipe - A...

octubre 17, 2007

Galletas

Este es un tiempo de trabajo y tengo ganas de ir al campo a cortar flores (ay que lindo soy), cantar canciones cursis, de esas con las que uno llora cuando nadie lo ve (me acordé de Sanz, pero no se lo digan a nadie porque soy un tipo duro).

Alma, tenga, venga, salga, valga, huelga, cuelga, vuelva, malva, salva. Los viajes son escapes o turnos de llegada. (Sí, pero yo soy un tipo duro y detesto las palabras que se parecen).

Pero hoy me acordé de esta canción que habla de los rompimientos y yo no he roto nada, pero tengo dos horas tratando de merendar galletas “No sé si sabes, que ya no te quiero”, y pisar las hojas secas del otoño. (Sé que nadie va a entender este post y que tampoco les va a importar). Así que pondré palabras que todo mundo busca, para que cuando lo hagan aparezca mi blog; Sexo, desnuda, fútbol, amor, ovnis, Britney Spears (aunque sea por morbo).

Quiero besar a mi madre y comer chocolates. Quiero estar en el Trastevere y bailar reggaeton. Quiero leer más aforismos de Cioran y llorar como un bebé por la humanidad. Después de eso quiero callarme las palabras. Qué soy, quién soy, a dónde voy, qué hago aquí. Aaaaaaaahhhhhhhh…diantre, voy por un vaso de leche, voy a dar saltitos mientras canto que un rayo de sol vuelve a brillar en mi corazón. Tra ra rá la la lá. Tan tán.

octubre 14, 2007

Kibikibikibi

Me dio gusto afirmar que en el fondo somos muy parecidos, aunque hay algo que no me deja ser del todo yo contigo, a veces sé qué es pero luego me doy cuenta que me equivoco. Tampoco importa.

Hoy fue un buen día. Me gustó caminar por la ciudad con una guía personal y ver caballos gordos y teatros con un delicioso nombre a chicle y, y, y percibir esa rabia y esa nostalgia y ese poderoso amor que sientes por las cosas. Todo rematado por las cobrizas sombrillas de Bellas Artes. Gracias querida amiga. Me gustaría ser más expresivo contigo, pero ya ves que soy señoro. Te quiero.

octubre 13, 2007

"De poemas para caminar bajo un paraguas" de Javier Alvarado

Hoy fui al congreso de poetas latinoamericanos, aquí, en la ciudad de México. Vi a este chico de medianas alturas trepar por los acantilados del vacío. Hice de un bostezo mi rabia por las poca monta de tan gran acontecimiento. Y en un latir de voz al viento fui doblegando el armazón de mis años de lecturas. Siento que vuelvo a tener fe en la humanidad. Me arde en el rostro la vergüenza; una frágil voz de niño me sacudió la fofa pesadez y me regaló la esperanza.


“Erótica mía: escribiré en tu espalda
una sola historia”.
Saúl Ibargoyen

Aquí de pie junto a un sicomoro antiguo
me pongo a caminar por este tiempo irretornable ya vivido
por el clavo y el vergel que emanan de una mano,
por esta sinfonía de oboes saltándome en el pelo
por este derrame de lilas naciendo en la cadera,
por esta miel reiterativa que destilan tus pezones,
tu vagina cardinal que encierra la ternura,
sembrando arroyuelos que eyaculan magnolias en tus nalgas,
con ese tatuaje de membrillos
que atiza el sexo antes de la exorcización del alba.
Y allí está la luz que irradia
abierta como una trocha de humo entre los canarios del templo;
juegas a ser el sol entre el vuelo habitable de las aves;

cantos y raíces maternales inoculan al sol junto al mármol
palomas de esperanza, el mar que nace,
rosas que deslizan sueños
en la bruma planetaria de un despeñadero.
Hoy te he buscado en el nuevo himno de tu espalda
como si todos los diálogos ascendieran
rindiendo culto a los vasallos de la carne,

el fuego episcopal que recorre tus candados y la arteria abierta de la voz
anunciando tu sexo como un cuchillo en el aire,
como si el cuerpo alzara sahumerios funestos
en las mezquitas nocturnas donde el bim bim
bebe las cenizas dulces
anunciando la copa asida de peligro


Este es Javier Alvarado, panameño.

Me quito el sombrero y te brindo una merecida caravana.

octubre 12, 2007

Vestigios de una depresión

“Nosotros los que vivimos ahora estamos muriendo con un poco de paciencia”, T. S. Eliot.

“Procúrate un buen fracaso de vez en cuando para que tus amigos se entristezcan… …Cuando sientas duda, cree; cuanto creas, duda”, Monterroso.

“El arte no tiene nada que ver con la paz y el contento… …A la vida no le interesa el bien y el mal”, Faulkner.

What?”, Shakespeare.

“Luego no preguntes por qué la vida es una mierda”, Yo.

Qué rico ¿no?

octubre 09, 2007

Estoy mintiendo

Estoy mintiendo. Quería ver las líneas de tu mano. Apenas rocé tu brazo y temblaste. Temblaste y no supe que hacer.

-No tengas miedo -dije.

-No tengo miedo -susurraste.

Pero recuerdo ese temblor porque tú te sentabas a escuchar mis monólogos literarios, estúpidos, grandilocuentes. “Estoy aburrida”, decías. Te sentabas en mis piernas sin más y me hacías mimos para que callara. Entonces yo temblaba y tú reías, sabedora del influjo que tenías sobre mí.

Sé cómo amarte.

Ahora me escondo tras los párpados. No paro de decir estupideces a las personas, evito su contacto. No quiero hablarles de ti y sólo hablo de ti. Uso el sarcasmo como defensa, evito mirarlos a los ojos, rehuyo las palabras dulces; adopto actitudes graciosas e impertinentes. El ridículo es un buen compañero en la desgracia.

-Si estoy lejos, no sé si estoy… y estoy contigo… y no estoy en ninguna parte… sólo contigo, y no quiero dejar de estar contigo… sólo contigo.- Entonces me miraste como jamás nadie me había visto. Quise besarte, pero di la vuelta y me alejé.

Estoy mintiendo, sé cómo amar a una mujer.

Un día te hice preguntas insulsas.

-¿Qué piensas de la luna? –dije.

-Es mi confidente. –Tus ojos eran del color del maple.

-¿Las nubes?

-Somos nosotros.

-¿El viento?

-Es como el destino… entonces viene y arrastra a las nubes… y nos lleva a dónde quiere.

-¿Un árbol?

-Es como mi papá.

-¿Y las flores?

-…son niños… viene alguien y las corta… entonces nos volvemos adultos.

Estoy mintiendo. Sé cómo te amo. Como un perro de callejón bajo el frió del invierno, metido en un sleeping frente a tú puerta. Como una madrugada con tus piernas sobre mis muslos y Glen Miller por lo bajo sin decirnos palabra. Con tu uniforme escolar de lolita, frente a los árboles, haciendo tu acto de niña malcriada, mostrándome las bragas sin que tu hermana se diera cuenta.

Te odio como jamás he odiado a nadie ¿Entiendes lo que digo? Te deseo como jamás he deseado a nadie ¿Lo sabes? Quiero despedazarte aquella blusa roja que jalaba para besarte la espalda y hacer que temblaras sin poder controlarlo, mientras esperaba a que tus pezones asomaran bajo la lisura de la tela. La misma que usabas cuando me besé con no sé quién para que tú miraras. “No importa, lo sabes, yo sólo juego contigo, lo sabes”, explicaste sin mirarme, diste la vuelta tropezando y te fuiste.

Estoy engañándome, pero en verdad te odio, lo sabes. El último abrazo: “¡No! No digas nada” dices. “Por qué” te digo. “Porque entonces no voy a dejarte ir”, besaste tus dedos y los guiaste a mis labios, te fuiste, siempre te ibas, siempre. Comenzó a llover como en esas tontas películas de amor y yo caminé sin dirección hasta que caí ensopado junto a un borracho y me puse a llorar como idiota y el borracho se compadeció de mi y me tomé su botella hasta quedar perdido. Y yo soy un tonto que te odia con cada ligamento, con cada tramo de piel que roza el vacío, con cada impulso cerebral de que soy capaz, te odio. Pero estoy mintiendo. Seguramente estoy mintiendo. Pero te odio.

octubre 05, 2007

¿Cómo se ama a una mujer?

Estaba ahí, con los ojos entornados hacia mi rostro, no hay nada especial en esa sonrisa que no se pose en otras sonrisas que sonrían por cualquier cosa… pero esa sonrisa me sonríe a mí.

¿Cómo se ama a una mujer?

¿Sabe, acaso sospecha, o al menos intuye, qué destrucción van sembrando, en mi pecho, las vibraciones que dispone a su paso?

(Escuché a un tipo decirle a su novia: quiero envejecer contigo y que engordes a mi lado. No sé qué decir ante eso. Entonces ¿El amor se basa en aceptar la precariedad del tiempo sobre los cuerpos, en ver cómo la separación de las piernas se disuelve entre los muslos que se llenan de celulitis, en los senos que van alargando su forma y buscan el suelo, en las estrías que marcan los ciclos de la piel que envejece? Escuché decir a alguien más que el matrimonio es sesenta por ciento SeXo)

Yo no lo sé. Qué alguien me diga cómo ES amar a una mujer.

¿Todo versa en la forma de masticar la comida, en las comisuras de los labios, en los bostezos, en el modo de estirarse cuando nadie la ve, en la agrura de un adiós a destiempo, en la forma en la que arregla los dobleces de su vestido, en la torturante manía de pensar en ella cada tres segundo y no antes ni después? ¿Esas cosas que pueden matar de amor a un hombre?


¿Cómo se ama a una mujer?

Ya lo olvidé.

¿Alguien lo sabe?

octubre 02, 2007

Y, y, y.

Y yo y yo y yo.
Y sólo yo y todo yo.
y siempre yo.
Yo.

septiembre 29, 2007

La exposición

Me cobraron veinte varos en la entrada, tomando en cuenta que era un barrio peligroso y periférico de la ciudad, eso se me hizo un fraude (soy bien codo). La exposición de grabado fue montada en un squash: harta imagen de luchadores, tevés con devedés con nombres raros y el listoncito de inauguración era rosa, casi lloro. Esta parvada de artistas plásticos de la UNAM, se desvivían por halagarse los unos a los otros, todos con caras de ojos entrecerrados, las chicas con cigarros largos, hablan despacio, utilizan muchas interjecciones, entre tragos de tequila y pulque, se las gastan de genios y comprendedores de todos los secretos del universo, folklóricos, mexicanisimos, odiadotes de todo lo que sea cliché, plástico o reconocido, bueno, eso escuché decir a uno mientras se daba un toque de mota, yo, como era el más viejo de todos sólo callaba mientras le veía las tetas de reojo a alguna o las piernas a otra, nadie ahí tenia más de 22 o 23 años. Alguna me vio raro porque traía una botella de Jack Daniels en la mano. “Qué pedo con la gringuez” le susurró la alguna a un tipo. “Abrías de preguntárselo al tipo que grabó un tonto devedé” le dije. Me echó unos ojotes, que de no ser porque no estábamos encuerosytrenzados, abría podido pensar que eran de éxtasis; pero no, la alguna estaba emputadisima, luego supe que ella era la divina hacedora de tan épica xilografía. Chale pensé, que buenas caderas tiene, pero un ¿devedé?
Luego empezó una banda y todos salieron en manada al patio y ya nadie peló la súper exposición. Una chica daba saltos y gritaba tratando de cantar una canción de los Yea’s, se agachaba con el micrófono hasta las rodillas o se sobaba con harta fruición las tetas antes los clásicos ¡pelos, pelos, pelos! De los entestosteronados asistentes a la departición. Yo con mi guisquito y una amiga de mi hermana que parecía nomo, no se me mal interprete, está bonita, pero es muy chiquita, no sé por qué tengo efecto con las chiquitas. ¿Serán las manos grandes o que las abarco con facilidad, será la panza, será que Froid se acelera con las teorías de incesto subconsciente? El eterno amor a la autoridad, tal vez porque a las chavitas los grandes les parecen interesantes, no le pregunté su edad, pero no pasaba de 18 años. No sé que tanto le dijo mi carnala sobre mí pero estaba como lapa, y pos yoyoyo sólo soy un borracho, luego se dio cuenta y se aburrió un poco pero ya era tarde para cazarse a alguien más. Así es la vida, tú.
Surf y que se aceleran toditos, se toman de las manos y empiezan a brincar, chingao, no sé si ya estoy viejo, pero así no se baila, me abalanzo al centro de la bola y di dos o tres patadas y manotazos y todos me respondieron igual, todavía me duele una costilla, pero valió la pena, se soltó el slam se abrió la bola y aquella siempre loada y agradable efusión de gritos y malas palabras. No se baila así, pero que chingón es soltar un poco de penas a putazos. Adoro estar vivo.
Acabado el asunto vinimos a mi casa varios, salió bien, cervezas, música cursi, promesas de futuras alianzas con estos pintores mierderos y chafas, bueno, eso digo yo que veo a Bob Ross y lloro de la emoción. Además también lo digo porque me caen gordos, no me caen gordos ellos, sino esa forma plástica, posada y cliché que tienen de ser, un cliché es detestar a los clichés, digo yo que solo los escuchaba mientras me acababa toda la botella de Jaquie yo solito. Bueno, me desperté a las cuatro de la tarde y aquí estoy. Buenas noches.

septiembre 26, 2007

Cómo te diré adiós

“Comment te dire adieu” canta la fransuá Járdi bien mona moviendo las caderas a la slowly A Go Go en mitad de la NadA con coche y piano y me parte el corazón. (Lo pongo en francés porque suena más condechi, JA, la neta es que no sé qué significa) En realidad quería un buen sound track para tomar tesito de toronjil mientras espero a que algo bueno se me ocurra, pero nada se me ocurre. Sólo que ese tonto violín y esos susurros me hacen chillar, enserio, nada más porque no puedo pegar mis mocos al post pa que conste en actas que no miento.


De pronto la oscuridad me recuerda los jardines de la ciudad prohibida y el tambor de los jenízaros frente a las almenas de Jerusalén. Los niños echados a la nieve con dos balas en el fusil y las órdenes de no volver a la vieja San Petersburgo. Detesto a los izquierdosos que se ponen a pedir Boto por Boto, (qué actual) y a los persignados que regalan tangas en el norte. Me pregunto qué pensarían los jesuitas de los masones que aparecen en las pinturas agarrándose el falo simbólicamente. Tal vez magdalena escribiría en la FEM y Chucho sería una suerte de Pedro Infante post ultra hiper supra infra contemporáneo, con toques minimalistas, animalistas, realismomagiquianos, y etc, etc, y etc. Qué intelectual soy. Los cascos se derriten sobre las sienes del agua, esta puta que es la tercera cortesana preferida de Apolo va directo a su destrucción, todo es cuestión de tiempo. Y qué si hoy murieron cincuenta y seis iraquíes y en la tele salen los cachetitos tiernos y adorables de un niño lloroso sin una pata y con la nariz llena de sangre. Quiero un güisquito. Después el amigo Buch se rasca su uñita larga, esa del meñique de la mano izquierda, con la que seguramente se mete sus cocasos, hablando de la pertinencia de un escudo antinuclear en la frontera con Rusia, como si eso fuera a resolver que un botón rojo fuera la apoteosis de millones de años de evolución, somos la cosa más ridícula que ha existido en el universo. Unos malandrines me envían un video donde despellejan a unos mapaches vivos, y se me retuercen los ojos y tengo ganas de agarrar un machete y hacerle lo mismo al imbécil del video. Arriba el acero y bajarlo como látigo sobre su carne, destazarlo, tasajearlo, apretando los dientes, desollarlo, hasta que me canse. No merecemos estar vivos, maldición hijos de la chingada, arrg, neta a la re chin ga da. Somos pura mierda, mierda y mierda, deberíamos desaparecer como especie.

No sé si eso sonó interesante. Pero soy rebueno para eso, me la gasto de sabihondo y de luchador social y de horrorizado de las desgracias ajenas, pero hay que escribirlo en un blog escuchando música francesa, con un tesito calentito, rascándome la nalga izquierda y la ingle ahí junto a la zona perineal y más arribita, ah, aahf, ay, aaaayy, me siento más tranquilo, ya me mentalicé de reflexivo y de buena persona ya que dije que me duelen las injusticias puedo ir a dormir en paz.

Hecho mi berrinche y operada la catarsis, todo va. Mañana voy a sogem y oleré el cuello de elizabeta y me perderé en las pupilas de abia y el sólo echo de ver a biquita o escuchar algún tonto poema de amor de ester hará que la amargura se esfume. Tal vez salga ahora mismo a ver la luna redondota oliendo las azucenas de mi madre. Ay, qué adorable soy. Tengo una sensación de liviandad y de expectativa hacia el vacío que es el tiempo que no he vivido. No entiendo qué es ese algo que me idiotiza de los movimientos en los otros, es una magia de genoma que retoza en la dermis de las personas, que me hace adorarlas. Esa misma cosa que en la epidermis guarda toda la negrura y estupidez de que somos capaces. Entiendo al pequeño Atreyu frente a las dos esfinges. La belleza también es aterradora y malévola. Sigo pensando en cómo te diré adiós, fransuá, adiós.

septiembre 21, 2007

Otra vez será la historia

Me clavo en los dinteles del desierto

donde nada duerme en derechura

de las dunas

ni derrama sus líquidos contornos

pues no hay nada


Poso la testa

sobre el paso de los bípedos caminos

que son puentes desprovistos de señales

condenados a fraguar sus silencios de cantera


Vuelvo sobre el oleaje casto de indicios

y baldosas o areniscas

marea de ciclos de narvales

de fondo ultra celeste de cometas

suspendidas en la atmósfera marina


Me hiela el renegrido agosto de los trópicos

a donde nunca fui a retozar

bajo las copas de las palmas

de piel de son y de salera


Ya no recuerdo los vértices

linguales que apuntaban

la púber hechura del primer cosmos

en sonsonetes de rabia o de lindura

cuando nada disgregaba

la turbia fluidez del universo

incorporándose en la dermis de las cosas


Voy estándome en la figura del ocaso

en las líneas del silbido de los vientos

sobre el espasmo terremoto de las rocas

bajo el lumen de torrente de las aguas

entre los arcos de relente del sonido

en la flora humeante de las teas

o la inminente destrucción de las almenas


Voy estándome en este ciclo

de siniestro cataclismo de planetas

no olvidaré que fui cosa de olimpo

y de charcales sin recintos ni laderas

de nada será la tejedura de mi forma

que volverá al punto de concéntricas estrellas

y otra vez será la historia.


Chikas, hay me dicen que opinan ¿no? es pa'l relajito de lectura por alumnos en el teatro de sogem

septiembre 20, 2007

¡Qué viva el rosa!

Qué chulo es el rosa. Carajo. Si el cielo fuera rosa… es que a veces me canso del azul. Cuando sea presidente mi primera iniciativa de ley será que el cielo se ponga un vestidito rosa, qué mono. El día del grito me voy a poner un traje obviamente rosa mexicano, con zapatos de ante y un panamá blanco de ladito, saldré al balcón presidencial, y, ante una oleada de mexicanas y mexicanos, gritaré con orgullo ¡Qué viva el rosa! Y todos felices me secundarán ¡Qué viva!

septiembre 19, 2007

Y yo chípil ='(

Hace rato estaba lloviendo y yo viendo desde el jeep blanco del Arturo; las patas mojadas, los pelos mojados y todo mojado. El tráfico de la mierda y harto frío, pues que me pongo chípil. Lo malo es que iba la María y tenía que guardar compostura; con Arturo no hay bronca. Así que me acordé de una notita de queja que le hice a la lluvia.

"Tin, tin, toca, ton, ton. Tanto tanteo tienta la tierra. Tan, pis, pas, tan, pis. Se hace pipí el cielo, se hace pipí. Moja, me mojo, y todo mojado; qué magia, imagina que somos pescados. Chapalea, chapotea, chispotea. Chapa, chipichape, chapa. Ay, si se suelta severa, se suelta aguacera; si se suelta chispita se suelta chiquita. Y yo chípil, yo chípil. No va el chapuzón, no va el chapuzón".

Después de recordarla seguía lloviendo, el tráfico seguía de la mierda y yo seguía chípil, bueno, algo menos porque hice reír a Arturo y a María, y la verdad ver sonreír a dos personas hermosas es bien reconfortante.

septiembre 17, 2007

Bla

Bla.

septiembre 16, 2007

Adoro a las mujeres con todo ese pantano de ñoñerías que traen bajo el seno izquierdo, con toda esa sublimidad que a veces guardan bajo los cabellos, con todo esa escatológica, húmeda turbulencia, viscosa, líquida, que hay entre sus piernas (MMM qué rico, lo digo literal y literariamente hablando, o sea enserio). Caca, culo, pedo, pis, como esa canción infantil (chilena donde decir culo no es blasfemia, pinches persignados, lo digo porque nunca falta quien)

Eso es el amor: compartir fluidos. Ya las verdaderas porquerías vendrán con el tiempo, que si los celos, que si el engaño, que si te dejo, que si te vas. Tarará. Ay, así es la vida.



Correción: Resulta que el grupo es español y se llama los Punkitos o algo así.

El caso es que al final se fueron a casa juntos y yo ya debía sentirme afortunado de que no me soltara una cachetada y el Tavo me golpeara

Odio que las personas lleguen tarde, a veces yo soy impuntual pero detesto que las personas lleguen tarde, que alguien llegue tarde es un tan odioso como tener que leer que una persona odia que las personas llegan tarde, pero no sabes que odias más, si el hecho de que también detestas a las personas que llegan tarde, que detestas a los que detestan a las personas que llegan tarde, o que cuando te lo hagan saber ya es tarde para dejar de leerlo y eso también es detestable. Tarde.

T A R D E (y no es título)

Bueno, el punto es que ayer Paty me hizo esperar cuarenta y cinco minutos y decidí largarme al reven sin ella. Luego, ya estando yo en la fiesta, tuvo la genial puntada de decirle a la Yuni que me hablara por teléfono. Tartamudeé cuando noté que era Yuni. Para reclamarme que yo había quedado de pasar por Paty. Recurso que ya le conozco a Paty, tiré la mitad de una cuba sobre la mesa. “tú ¿vas a venir?”, digo. Que sí, que ahora fuese por ella y Paty: “Lo voy a pensar” le dije a Yuni. En ese momento los comensales cercanos me miraban gozosos y risueños. Dijo adiós con ese sonsonete infantil que usaba siempre; entonces imagine, ay, los ojitos entrecerrados, ay, el rostro de ladito, ay, el mechón de cabello sobre la ceja y, ay y ay, el hoyuelo de la mejilla. Ay. Cuando colgué tenía ganas de asesinar a Patricia y como la verdad es que ya me controlo con las demandas de la Yuni pues seguí en lo mío. Ya se sabe, uno asimila el veneno con facilidad después de múltiples dosis. Nadie dijo nada, ya saben que cuando me pongo idiota es por ella y saben que nadie debe decir nada so pena de querer pelear, lo saben, un buen rato conmigo y pues que flojera, igual yo no estaba para eso, lo sé.

Llegaron un par de tipos en moto con unas chicas bien bonitas. En ese momento John tarareaba una canción de Lupillo Rivera, Leti lo miraba anonadada, es que John odia a muerte la música mexicana “¿Qué? mi vida, es que hoy es quince”, le dice a Leti. Los jinetes se apean, varios no podemos evitar ese morboso gesto masculino de mirar mientras las chicas desmontan de las motos. Alguien brinda. Parece que fuimos diseñados para escudriñar, es bien curioso, es como un imán. “Salud, camarada”, digo. A veces es tan compulsivo, poderoso infranqueable. Prendo un cigarro. El deseo de mirar, bueno, no es que uno sea un degenerado, bueno a veces, sí, bueno, bu,e,no, “Va a venir Yuni, yupi, yupi”. Pero uno debería poder mirar las cosas a gusto, eso digo yo. Que también las chicas son finas para eso, y es genial cacharlas en plena mirada braguetera. “Yupi, yupi”. Y hasta alguna -me tocó notar- que salivó. Fumo y fumo. Los ojotes que peló, Lo juro. “Salud otra vez”. Pero hubo una mejor, que hasta me desternillé de la risa. Tomo y tomo. La chica en cuestión, después de mirar, se mordió -con lascivia- (que chula palabra) el labio inferior, allí, junto a la comisura. (Hoy estoy cayendo muy bajo, pero me vale, al fin que nadie me lee) Al darse cuenta que yo me di cuenta, me dijo: has de cuenta que no viste y pues ni en cuenta. “Salud chingao”

En fin que lo de siempre y ya estoy cansado y no hay nada de nuevo y como dice Guillermo Vega y Bartleby: ya todo lo escribieron los griegos. “Hic” Pues hice lo de siempre y pues me puse hasta el carajo. “Hiuc”. Con todo lo que me pusieron enfrente. No soy dado a respetar ese convenio que todo alcohólico. “Hic”. Hace: jamás tomes varios tipos de bebida en una misma peda, eso es malísimo al día siguiente (aun lo resiento) A mi me vale madres. Anoche pasé por una variedad bien variada, ¿si me explico? Y bueno, lo bueno es que me dopé con metadoxina que es buenísima para paliar los efectos de la borrachera y bueno y según al otro día no te da resaca, bueno. Pues amanecí resacoso, malo, y eso que me tome dos pastillas, muy malo, eso me asusta, malísimo. Soy un borracho borrachisimo, ¿sí me explico? Bla. “Hic”.

Un amigo ligó con una chica muy bonita, Diana se llama. “No, camarada, hic, ya no tengo cigarros”, me palpo la bolsa y ahí están. Diana tiene el cabello más lacio que haya visto. No sé en qué momento se abrazaron, llegué por detrás de mi amigo y le plante un beso en la boca a Diana, él ni se dio cuenta, (neta, neta, no es choro) pensé que Diana se enojaría porque, excepto por los holas y las sonrisas de comentarios mutuos, éramos completamente desconocidos, pero no, eso le cayó de mucha gracia y al rato platicamos mucho, con el consabido juego de miradas molestas de Tavo. Diablos, adoro, amo, idolatro, me derrito, muero, mato (suena a mal poema de Girondo (el mío, no Girondo (bueno, a veces también Girondo) que conste en actas) pero ya qué) y resucito por ese par de gloriosos hoyuelitos que las chicas tienen entre la cadera y la espalda. “-Que no tengo cigarros- digo. -Ya te vi la caja- dice y le digo, ¿qué le dije? Le dije: bueno, no quiero darte”, me hace cosquillas y le doy. Pues Diana tenía unos bellísimos. El caso es que al final se fueron a casa juntos y yo ya debía sentirme afortunado de que no me soltara una cachetada y el Tavo me golpeara. Snif. “-¿Sí?, digo. -¿Vas a venir por nosotras o no? (¿suspiráis princesa?, sí me piro) Si, hic, claro, Yu. –Pues apúrate. –Ya, hic, voy hic, yu, hic”. Nunca fui.

Ahora pienso y repienso, bueno, no tanto, ¿por qué no fuistes pedazo de animal? Ya van cerrando los tonos luminosos por el poniente. Galileo se empanturra (esta también está rechula) sobre las escaleras y se tapa los ojos con las patas. Me estoy quedando sin palabras ni ánimos. Recuerdo a la inconmensurable de Olivia. Dejar la viveza sobre el dorso hundido, con el coraje de la última vez y el tic, toc, de su pecho por la espalda. No reparo en el recuento de daños. Adoro a las mujeres con todo ese pantano de ñoñerías que traen bajo el seno izquierdo, con toda esa sublimidad que a veces guardan bajo los cabellos, con todo esa escatológica turbulencia, viscosa, líquida, que hay entre sus piernas (MMM qué rico). Yuni. Mis pasos van sobre las huellas de todos los hombres. Así es vivir. Y no sé a dónde van las huellas de todos los hombre, tampoco creo que todos los hombres hayan pensado con mucha mesura a dónde ponian las patas para dejar esas huellas. Ya me cansé. Fin.

ODIO A LOS IMPUNTUALES.

septiembre 10, 2007

Tranquilidad

Estoy entre Pellicer, una tasa de café negro y bajo el auspicio de la novena a la alegría. Quiero momentos así todo el tiempo. Tranquilidad.


Algo en mi sangre viaja

con voz de clorofila.

Cuando a un árbol le doy la rama

de mi mano

siento la conexión

y lo que se destila

en el alma cuando alguien está

junto a un hermano.


Sorber el café en el Molto vivace, presto a. Cuando apenas empieza el viaje, acomodarme en la cornisa a modo de sillín de diligencia.


Yo te saludo, bosque,

Desde la incomodidad

de mi impericia.

Tú eres

Lo que yo hubiera querido ser.


No hay sol, ni viento, ni ruidos, apenas algún invisible coche que, lejano, rompe el silencio detrás de "la alegría". Las azucenas de mi madre acaban de florecer, hace mucho no veía flores tan hermosas y coquetas. Quiero momentos así todo el tiempo. Tranquilidad.

septiembre 07, 2007

Y Yuni no salió

Pasa que alguien oprime un interruptor sin saberlo, pasa que una imagen viene a la cabeza, pasa que esa imagen trae consigo otra y juntas son los recuerdos (qué trillado) Entonces me veo frente a la casa de Yuni con una pinche guitarra desafinada, hiposo y mal parado cantando tontas canciones de amor. Pero Yuni no sale.

Y son las once de la noche, y John me invita una cerveza y llega Geovas, y al rato aparece Tavo y Oscar. Y debo llegar a hacer trabajo. Y no sé cómo vamos por la carretera escuchando a Bach seguido de Juanga, luego Caruso seguido de la Durcal. Eso sí es música chingao. Y serenata a la novia del john, el padre de Leti nos corre entre maldiciones. De alguna parte salió Daniel con una moto y un jardín bastante acogedor. Ya vamos con José Alfredo y Karl Orff. Nos detenemos frente a la casa de la ex de quién sabe quien y le grito que la amo y quién sabe quien pone cara de borracho furioso y quién sabe quien me quiere golpear pero termina vomitando. Estoy cansado de esto, estoy agotado de no poder recomponer el paso y estarme quieto como la gente decente. John habla de García Márquez y le tiro el libro por la ventanilla; a mi que chingados me importa ese, John frena y por su amistad tengo que salir a recoger el estúpido libro del estúpido amor en los tiempos del cólera, y me acuerdo de G. Ca-ín, el autorretrato, las cosas pendientes. Y regreso y me da otra cerveza, pone a Delgadillo y le cambio a unas norteñas. Estamos frente a la casa de Yuni, me duelen las rodillas y no sé porque me viene a la cabeza otra vez G. Ca-ín: Libertad, cuántos tangos se comenten en tu nombre. Pero esta nostalgia de Yuni no llega ni a PENSAMIENTO de Estéreo Joya. Y ya había dicho que Yuni no sale. La calle es estrecha y de alguna parte se oye un grandioso y cascado: ya déjenme dormir pinches borrachos, yo soy el chile de esa vieja. Arde Troya bajo mi ridículo paladar y le suelto un siseante: ¡tu madre, pendejo! Se ríe ahogadamente y canta amorsito corazón y no vuelve a molestar. Y reniego de mi pueblo y de la calle, y de la pinche guitarra desafinada, y de mi poca y pobre voluntad, y de los ebrios que me acompañan, y de Daniel dormido en el asiento trasero, -¿y la moto? Y no sé- y grito: Yuuuuniii, y pero Yuni no aparece. Y meto la estúpida guitarra a la estúpida cajuela y en eso sale la abuela de Yuni, y regaña a todo mundo, y pero yo me quedo escondido tras la cajuela abierta. Eres un zacatón digo y me dicen pero tampoco me importa. Y mejor que no me vea.

Nadie se da cuenta cuando enciende ese interruptor. Estoy acostado dando vueltas, me acuerdo de los labios de Yuni, del lunar en los labios de Yuni, ese sabor dulzón de su lengua, los ojos entrecerrados. Yuni. Los pinches pájaros no me dejan dormir. Quiero levantarme e ir al trabajo que no tengo, desayunar hotcakes como ayer. Yuni. Escuchar a mis padres conversando, salir en la bici a ver a los niños boxeadores de la plaza. Yuni. O al gritón de la parada que se parece a Alonso Quijano. Yuni, nadie sabe cómo apagar ese interruptor. Y Alonso recita tontos poemas de amor. Yuni. En el micro por unos pesos. Yuni. Quiero volver a casa y sentarme en las escaleras de la entrada a acariciar a Galil. Pero estiro los dedos de los pies y las sábanas me molestan, tengo la boca amarga y estoy solo. Y no sé porque me acuerdo de Zita y ya ni la veo y de los días que andaba en el Espartaco y Yuni no salió y de la primera vez que la vi a la Yuni en su fiesta de quince años. Yo ya tenía veintiún años. Y Yuni no salió. Pero no pude dejar de amarla, bah, bla. Amarla a la Yuni la y no la salió la.

septiembre 05, 2007

Felicidad

Hoy:

  1. Desayuné hotcakes.
  2. Hurgué en el blog de Tina Marie y entendí cosas de una mujer que antes no sabía.
  3. Leí “El libro de todas las cosas” de un tirón (como lo esperaba el autor)
  4. Me regalaron un libro autografiado. (“El correo de los Narvales” de David Huerta) Y me lo obsequió mi maestra favorita, que es bellísima literal y literariamente hablando, y además es muy sabihonda.
  5. Vi una versión de la bella y la bestia que me hizo llorar.
  6. Fume diecisiete cigarros.
  7. Me prestaron un libro de poesía infantil que está genial.
  8. Reí como enano en una conferencia sobre comedia.
  9. Recibí varios abrazos (algunos de chicas muy bonitas y que quiero mucho)
  10. Escuché diez mil veces “Un buen día” de Los planetas.
  11. Cené un delicioso guisado de soya con setas y queso.
  12. Me escribió una vieja amiga.
  13. Pude tocar una canción que nunca me había salido.
  14. Un amigo muy querido me invitó a una fiesta.
  15. Y escribí un poema de esos que lo hacen sentir a uno especial.

Todo en un día. Me da rabia creer la mayor parte del tiempo que la felicidad no existe. Pero hoy fui muy feliz.

septiembre 03, 2007

Juegos de caza

Vamos en coche por la carretera. Es de madrugada y hace frío. Nassau en la radio. Nati, Patricia y yo atrás, Chepa y un tipo que no conozco adelante. Nati dice cosas que no quiero escuchar, mueve el pie y la cabeza, mira por la ventanilla. “No puedo dejar de pensar en ti”, eso es un cliché, casi le digo. Me acaricia la nuca, sus dedos están helados cierra los ojos y me besa. Trato de devolverle la cortesía y termino lamiendo su nariz. La cabeza me da vueltas y me duele la frente. Nati se ríe, canta y me ignora. Ya no quiero estos juegos de caza y azaroso destino. Pero voy a la carga y meto mi brazo por debajo de su chamarra, ahí lo dejo, no quiero ir más allá. Sólo sentir como respira y el dulce olor de su cuello. “¿Qué quieres? ¿Quieres que cojamos?”, dice y no contesto. Las líneas blancas sobre el asfalto, las luces de los autos en sentido contrario, Mecano en la radio. Ya no entiendo los ritos ni las frases que rompen la dureza y elevan la vanidad de una mujer, eso no me importa ahora. Cierro los ojos y pienso que ella es otra Nati y yo la amo, pero no la amo. Tengo la boca reseca y ya no la quiero besar, pero lo intento y ella accede. “Quiero que estés conmigo”, le digo, y pienso que eso también es un cliché. “¿Sí? Pues yo no”. ríe burlona. Algo se acciona dentro de mí, subo el brazo y toco su seno izquierdo, nos besamos largamente. Pongo el brazo donde estaba. Sanz suena ahora y canto en voz baja, cerca de su oído. “Yap, eres un ridículo”, dice. “¿Te gusta besar a los ridículos”, digo. “Eres un tonto”. Saca mi brazo de la chamarra y se voltea. Platica con Paty. De vuelta paramos frente a su casa, sale del coche con trabajos, deteniéndose en todo, y me bajo con ella. “Hoy no va a ser”, dice. “Lo sé, tú”. La abrazo entrelazando mis manos para que no pueda soltarse, pero ella ni lo intenta. “Háblame al rato, TÚ”. Me besa pero me quedo quieto, con los labios pegados. “Háblame”. Dejo que se desprenda de mí, escucho el pestillo de la puerta y me voy a casa. No pienso llamarla.

Pero lo hago. A la tarde estoy en una mesita con café y un chico canta canciones de Delgadillo. Nati se extralimita con las risas y las anécdotas; se suelta el cabello y al rato lo vuelve a recoger. Tiene un hermoso cabello largo y rizoso que cae por la nuca como ventarrón de agua encrespada. Ya no intento nada, ni siquiera hablo de lo de anoche. Nati me toma de la mano, me mira fijamente. “Me llamo Natalia, ¿y tú?” no deja que le conteste. “No me digas, no quiero ni cruzar palabra contigo”, me besa el ojo derecho y voltea, llama al mesero. “Tengo que ver a Carlos”. Carlos es su novio. Todo el camino de vuelta vamos tomados de las manos y en silencio. “Ahora yo te hablo”, dice y entra a su casa.

El celular suena y es Nati, pero no contesto. Quiero dormir y dejar de pensar en sus pasitos y sus empeines blanquísimos, sobre las sandalias de terciopelo azul. Tengo una leve sensación de felicidad. Juegos de caza y yo sólo quiero estarme en paz bajo las sábanas. Envía un mensaje: No sé porke no kontestas tonto, tú te lo pierdes.

septiembre 02, 2007

Quince años.

Llego a casa después de la fiesta. Aquí está la mitad de mi familia, no sé quién es la mitad de ellos. Brindis aquí y allá. Festejamos a una niña que cumplió quince años. Es una niña preciosa, con una pequeña cintura y unas tetas de chica de veinticinco años pero tiene solamente quince. Sus ojos viven detrás del gran peinado y la piel bronceada, las clavículas bailan. El sonido de su vestido no deja de sisear aquí y allá. Yo tengo veintiocho años, ella tiene quince pero es una pequeña mujer hermosa. No hago nada más que mirarla. Camina aquí y allá, sonríe, no sabe que la miro, bromea, se cansa de ser ella sola, de andar bajo su dermis de adolescente, pero yo no dejo de mirarla como una mujer. Escribo esto, estoy ebrio, escribo y estoy ebrio. No me importa nada, sólo mirarla contoneándose con su vestido de nueva mujer, con su gran bonanza sobre los ojos de todos los que la rodeamos. No deja de ser una niña hermosa y yo no puedo dejar de mirarla. Brindo yo también, brindo y todo gira, todo se va y somos otros, pero ella no deja de ser la pequeña ninfa salteando los ojos de todos los que la observan. No puedo dejar de mirarla, ella, ella no puede dejar de ser y yo no se lo reprocho, sólo la miro.

agosto 31, 2007

Que hoy es día del blog…

Pues ayer fue día de rascarse el trasero en Kananga e igual a nadie le importó, bueno, no sé en Zaire. Pero rascarse cuando la comezón apremia es bien reconfortante, no importa si hay día para celebrarlo o no. Creo que pasa lo mismo con los blogs.

agosto 30, 2007

T.S. Elliot, revuélcate en tu tumba.

Yergue la negrura

la pronta plenitud de su cadalso,

mas no se arredra

ni se tiende a morir bajo el peso de la aurora;

poco ignora en su mutismo

-en el turbio matiz de su destierro

o en la torva matriz de su misterio-

que la luz no mengua

el trenzado pellejo de su hechura.



Ay, ay, ayayaaay. Qué solemne soy carajo. Este ni el Elliot lo habría podido escribir. Qué chingón soy, no cabe duda.

A qué está condenada la poesía me pregunto siempre, en silencio, y me pongo a pensar en otras cosas. ¿Cómo puedo competir con los amores de María Fernanda, entre comerciales de palmolive y Ah que buena medicina es vitacilina?

“¿Te gusta la poesía?”, pregunta Safo a la seño que vende Fuller por catálogo. “Las ¿POESÍAS? Sí, mucho, no me pierdo el programa de PENSAMIENTOS de estéreo joya”, Ah bueno. “Es que las recita re bonito la Tamara ¿A poco no? Te hacen sentir, ay, re bonito, ay, hasta se le pone a una la piel chinita, ay… si no se crea, yo también escribo mis POESÍAS”.

T.S. Elliot, revuélcate en tu tumba.

 
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