No me gustan los silencios prolongados pero no los puedo evitar. Las personas creen que cuando te dicen algo debes contestarles cosas certeras o, en todo caso, que debes darles algún signo de aprobación. Si te quedas callado ponen cara de que no les importas un carajo y a veces es verdad pero no siempre. A veces, cuando alguien me cuenta sus broncas me parecen tan triviales que sólo puedo pensar en que tengo comezón en una nalga o en que los labios de mi interlocutora son divinamente besables; cuando es hombre en que detesto el Fútbol pero el gol de Neri Castillo fue tan hermoso como el contoneo de una dieciocho añera. En realidad no me sucede todo el tiempo, pero creo que si fuésemos un poco más francos, menos parlanchines y pretenciosos, las cosas correrían sutiles como una cometa a mediados de marzo, claro, empezando por mí. (Una cometa roja romboidal como las que hacía en la primaria, eran adorables)
junio 28, 2007
Sobre cometas
junio 04, 2007
Plaqueta me da miedo
junio 03, 2007
Cosas que me gustan
Me gusta empezar por algún lado cualquier cosa y luego botarlo todo como un niño.
Me gusta reír hasta que el estomago me duele.
Me gusta llorar aunque sea por una idiotez.
Me gusta pisar las hojas de otoño y cortar los dientes de león en las banquetas, saltar los charcos y salpicarme; caminar descalzo bajo la lluvia, las fogatas, la carne bien azada, los huevos con tocino, los buñuelos con miel y las coliflores, los hongos de comal con sal y el vino tinto.
Me gusta la cerveza y el tequila y el mezcal y el vodka, y el ron y mucho el whisky.
Me gusta guiñarle un ojo a los niños pequeños, hacerle ojitos a mi mama y pelar los ojos de asombro, porque sin asombro no me asombro, y eso me gusta sólo si estoy deprimido.
Me gustan las calles solitarias, más si estoy con una mujer.
Me gustan las mujeres que se ríen desparpajadas, que no se saben callar nada, que comen con ánimo de arriero y callan con dulzura de flor cerrada y corren como pingüinitos desolados y besan como si fuera la última vez. Y saben a dulce de chocolate y me gustan los chocolates también.
Me gustan los hombres que saben abrazarte, decir te amo, que se rompen la madre por una mujer, aunque ella diga que son machos, que no ven el reloj y siempre quieren otra copa y gritan como niños en el metro, que lloran cuando ven un par de piernas divinas y piensan que Brad Pitt es hermoso.
Me gusta la poesía aunque me da flojera.
Me gusta dormir mucho y soñar.
Hacer el amor en lugares raros.
Sacar libros de la biblioteca a escondidas y luego regresarlos.
Romper las nueces y comer las pepitas con cáscara.
Los cigarros y el labial, las estolas peludas de colores estridentes, las cortinas transparentes, el olor de los libros nuevos y el olor de mi abuela cuando la abrazo y también me gustan los abrazos, meter el dedo en narices ajenas, las axilas femeninas sin depilar, las azucenas blancas, los perros y los gatos, el olor a tierra húmeda, caminar en el bosque, la sangre de becerro, los días lluviosos, las madrugadas con camaradas, chocar y salir vivo y pensar en hacerlo de nuevo.
Me gusta gustarle a la gente, especialmente a las chicas, aunque casi nunca les gusto.
y ya.
junio 02, 2007
Foto de agosto del 81
Hoy he visto algunas fotos de antes,
Hola Zita:
Hoy me estreno en el asunto de los blogs y me siento extraño, eso de ser visto sin la más mínima posibilidad de defensa es bien peligroso, lo digo como si alguien aparte de ti fuera a visitar este aburrido mugrero. Bueno, tengo una sensación de viaje inesperado e incertidumbre de naufragios, igual habré de halar los remos (qué solemne) hasta ver a dónde llego. Ojalá me acompañes a ratitos.