noviembre 04, 2007

Cumbanchero

El jueves me tomé un par de cervezas con una amiga por la escuela, después de clases, hablábamos de la imposibilidad del amor en los libros de ficción, de papi Paz y el fraude poético de ciertos elementos conocidos. Después, y no sé cómo, dos llamadas unas risas y holas después, terminé bailando el cumbanchero en un reven al sur de la ciudad, bien avanzada la madrugada, entre nubes de humo de copal, un grupo de son jarocho y las ganas locas por un güisquito.

Quería adoptar una posición Zen y subirme a una torre en el desierto como San Simón (Aute (me dio coraje no ir a su concierto (todo por bailar el cumbanchero (ni modo) cumba, cumba, cumba cumbancheeeeero) pero me enteré que fue ese mero día) sic, snif) trabajar en los pendientes escolares, ser responsable, buen tío, vamos a casa. Pero el cumbanchero es poderoso.

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