junio 02, 2008

Charla entre amigos

El teléfono. Es Davil. Me monto a la bici y subo las laderas del pueblo. El aire huele divinamente a estiércol de vaca. La chamarra militar arremangada, el tirador del cierre me lastima el cuello. Llego a su casa, Davil me recibe con un abrazo. Un güisqui de 12 años deliciosocomopocascosasenestavida.

Hablamos de teatro, bueno, habla, yo escucho el exordio a lo que después será la siempre eterna charla de mujeres. Cómo es la búsqueda, ellas nos buscan o sólo van al encuentro. Me habla de Brenda y añoro las tierras del norte, la sonrisa blanquísima, la voz chípil, el chispeante “¿Sabes?”. Yo digo que ayer participé en una función de Box y terminé apaleado. Las mujeres son buenas en eso pero no quiero hablar de mi tristeza.

En algún momento todo vira a nuestros años juntos. Davil dice que todo marcha a pedir de boca, los tiempos son duros, pero las piernas son fuertes y el corazón ansioso. Yo digo que fracasé y escapé de todo y que al final caí en un lugar donde no puedo fallar sencillamente porque sería imposible, que el destino es cruel pero bueno al fin y al cabo. Tal vez DiOs existe. Los dos concordamos que eso no se sabrá sino hasta el final. Davil me cuenta la historia de una actriz que salió de Vietnam en bicicleta, pasó por muchos países con conflictos armados y aún con todo llegó así hasta París. Ella quería suicidarse, el hecho de que no sufriera daño alguno para ella fue una señal. Y uno aquí mordiéndose los labios porque el sol quema y las ganas de jambarse el mundo son menos cada vez.

El aire es tibio, un cigarro y otro, más güisqui, luego tinto y terminamos con cervezas. También hablamos de nuestros viejos conocidos, de los amores pasados, de la terca y tonta virtud de saber esperar que el tiempo lo cure todo y que, mientras tanto, los nudos viscerales sirvan para construir cosas.

Sigue esa chispa de la primera charla, sigue ese gesto entre la sonrisa y la ternura en su rostro, aún batallo para descifrar la dureza de los gestos en determinados tópicos: la soledad entre ellos. Aún veo cómo le cuesta entender mi estúpida y suicida convicción por el abandono. Aún nos amamos como la primera vez.

Pienso en la pelea por una tontería que terminó con un vecino apuntándonos con una escopeta, las escapadas de la policía de las que una terminó en el magisterio público durmiendo en el cemento en pleno invierno, en los viajes con la mochila al hombro, las pedas, las caminatas, la mujer que compartimos, el odio mutuo los días de hastío, la terquead de no querer irnos de las fiestas a las que nos colábamos aunque nos corrieran. Las horas en silencio donde nos olvidamos de que estábamos el uno con el otro.

Ahora es distinto. Ya no compartimos proyectos ni horarios ni lugares ni amigos. Pero de pronto eso sólo hace más importantes los encuentros, más joviales, menos pretenciosos, más esperados.

Si él fuera mujer seguramente me le habría enamorado.

Nos despedimos y el abrazo es igual de fuerte y dulce y honesto que la primera vez. Monto la bici y bajo las calles de laderas empinadas sin tener que pedalear, el viento me abotarga el sabor de la cerveza en la garganta. El sol ya se asoma por el lado del lago, los coches ronronean calles abajo. He desarremangado la chamarra y traigo en el pecho esa sensación de que todo estará bien mientras tenga a personas como Davil cerca.

Algo me queda claro: el pesimismo no me lleva a ninguna parte y mis huesos se hacen frágiles y quiero dejar de lastimarlos, quiero que también sepan como se siente la dicha.

Buenos días mundo... hoy te adoro.

3 vistazos por la ventana:

*Biquie* dijo...

Hola señorito!!! Qué bonito es lo bonito oye :D

Me da gusto que te hayas reencontrado con Davil. Para mí también ha sido época de encuentros y recuerdos y cosas que parecen viejas pero que al final son nuevas porque sí son de primera vez.

Todo brilla señorito, te lo digo. Y podría decir que ese brillo tan fulminante, diáfano y chistoso no me molesta.

Te quiero harto señorito, y hoy quiero también a Davil porque te hizo feliz ;)

Lucía Malvido dijo...

Homero.
A mi tambien me brilla algo auqnue todavia no he podido escribirlo. Ese viaje que te empieza con una ida a algun lugar y termina con una vuelta y sin embargo podria ser al reves. Fue grato encontrar un vinculo entre los caminos, entre las percepciones.

Te mando un abrazo grande amigo.
Lu =)!

caracol dijo...

es bonito saber que hay quienes, aunque sea de vez en cuando (aunque sea de contrabando ¿?), adoran al mundo.

 
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