agosto 10, 2007

Sobre la mentira


Estaba leyendo a papi Chejov (si no se gusta de tal adjetivo posesivo lo siento mucho) y decía. “Nunca se debe mentir. El arte tiene esta grandeza particular: no tolera la mentira. Pero seguramente papi era un tipo legal a toda regla, un inmortal. El asunto va a que soy bien mentiroso, así que adiós arte, al fin que ni quería. Pero usualmente siempre descubren mis mentiras. Digo esto porque leí por ahí que la mentira es un asunto de refinamiento social, la mentira, bien aplicada, es un asunto de personas astutas e inteligentes. Y yo soy un mal mentiroso. ¿Será? Pero la mentira me ha hecho pasar buenos ratos, eso sí. Ay la mentira.

Y bueno, una vez le dije a mi jefe del trabajo que era el tipo más atinado que había conocido en mi vida. Eso me hizo ganar una buena peda en el Pompeya con unas tías tremendas, de Europa oriental, con las tetas al aire. Ese hombre era un pendejo prepotente con complejo de guapo, como suelen ser todos los gerentes de una transnacional, al menos los que yo he conocido... la verdad es que es el único con el que me he topado. René, gracias por esa peda.

Cuando tenía algo así como veintitrés años anduve con dos chicas al mismo tiempo. Era cansado, pero la neta qué bien me la pasaba. Ese era asunto como de puzzle: los ojos, los besos, la charla de una, y las piernas, la piel y el olor de otra. Como que juntas hacían que todo fuera perfecto. Además eso de decirle Julia a las dos, y no sé por qué, siempre fue buen artilugio pa que no me descubrieran. Lo siento Yolis, la verdad si te quería. Y bueno Clau, también a ti. (Lo genial es que nadie lee este mugrero)

Miento con mi edad, y me miento en la báscula, jamás soy demasiado gordo, y le miento al espejo cuando me río. Digo a mis amigas que soy el tipo más serio y desinteresado del mundo, pero hay un par con el que me gustaría jugarme una serie de penales, y eso que no detesto el fútbol. Mentiras para no deprimirme, para salir de apuros, para ganar tiempo y dinero, interés. ¿Cómo me ven los otros? Esa franqueza me asusta, así que prefiero mentirme y pensar que soy bien querido y hasta admirado, aunque no haya ningún motivo. No puedo dejar de hacer cualquier cosa: comer, jugar, leer, salir a la calle, embriagarme, hablaryhablaryhablar. No puedo darme un momento de paz en el que mi mente se esté sosiega, porque si sucede ya no puedo mentirme y eso es desastroso. La realidad es apabullante, podría comenzar a darme de topes en la pared o de puñetazos como cuando era un chavito.

Y puede ser que hasta en todo esto sea un vil mentiroso, qué más da. Cómo siempre lo que quiero es que me lean, que me tomen en cuenta, que sepan que soy franco y por eso interesante, único (según) Pero nadie me lee. Así es, papi Chejov, el arte no soporta a la mentira… qué decirte. Yo no soy artista.

2 vistazos por la ventana:

*Biquie* dijo...

Mentir es un arte también señor... un arte díficil y de naturalezas que pocos comprenden, pero ¿Qué sería de nosotros sin la mentira? en la escuela a cada rato nos dicen bola de metirosos ¿será? ¿qué sería de mi sin la mentira cálida y reconfortante?: No eres tan tonta, más bien eres muy lista, no eres tan fea, más bien eres muy guapa, los kilos demás no se notan con tanta ropa, etc. Si no pudiera mentir, no podría escribir y si no pudiera escribir preferiría no hacer nada.

*Biquie* dijo...

por cierto... yo si te leo... eh!!!

 
Elegant de BlogMundi